Asumir riesgos en el contexto de la economía social

El proyecto R.E.mind ha explorado varias cuestiones presentes en las dinámicas de la economía social. Una de estas es la de la asunción de riesgos: una habilidad fundamental subyacente a una mentalidad empresarial sólida.

Dentro de las dinámicas de la economía social, una persona con buenas aptitudes empresariales debería poseer una cierta inclinación hacia la asunción de riesgos y lo que ello conlleva, como la versatilidad y la propensión a adaptarse.

La guía europea EntreComp ha identificado un conjunto de competencias clave, divididas en áreas estrechamente entrelazadas, que resumen el modelo de espíritu empresarial.

“Ideas y Oportunidades”, “Recursos” y “En Acción” son las 3 áreas del modelo conceptual que enfatizan la competencia empresarial, como la capacidad de transformar ideas y oportunidades en acción a través de la movilización de recursos. El objetivo es ayudar a las personas a ser más creativas, más proactivas, más orientadas a las oportunidades y más innovadoras. También se pretende promover políticas que fomenten experiencias prácticas de “espíritu empresarial” por parte de todos los jóvenes antes de que abandonen la escuela.

 

En el área “En acción” se explora el concepto de asunción de riesgos introducido anteriormente. ¿Qué significa asumir riesgos?

Tomar decisiones cuando el resultado de la decisión es incierto, cuando la información disponible es parcial o ambigua, o cuando existe el riesgo de resultados imprevistos. Como parte del proceso de creación de valor, incluir formas estructuradas de probar ideas y prototipos en una fase temprana para reducir el riesgo de fracaso. Gestionar las situaciones que cambian rápidamente con prontitud y flexibilidad.

 

En resumen, lo que marca la diferencia en un contexto empresarial a la hora de asumir riesgos es saber enfrentarse a las incertidumbres, cómo calcular los imprevistos y los posibles escenarios, y cómo gestionar el riesgo mediante planes estratégicos evaluando cuidadosamente cada elemento presente o potencial.

 

Pero, más en general, la percepción del riesgo es algo que no puede definirse como objetivo, sino más bien subjetivo, ya que es diferente para cada individuo. La edad, el sexo, el bagaje cultural, el nivel de educación, el momento eventual, el estado emocional y muchos otros factores pueden determinar la asunción de riesgos, intentando, además, tener en cuenta que “riesgo” no es necesariamente sinónimo de “peligro” y, por lo tanto, de “daño”. Ya sea en el ámbito financiero, político, relacional o físico, lo que marca la diferencia es la actitud hacia el tema vinculada a un sentido de responsabilidad y de conciencia que conduzca a una gestión óptima de cualquier situación incierta e imprevisible.

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